miércoles, 2 de junio de 2010
domingo, 16 de mayo de 2010
sábado, 15 de mayo de 2010
Juan Silvestre Dominguez. La fuerza creadora.
Rompe en tropel, liberada de la brida de la convencionalidad.
Crin hirsuta en dagas eléctricas, quijada reventada, labios y ollar expandidos en explosión rabiosa, mirada delirante: vorágine de libertad. Bufa, atropella y se arroja al espacio virgen donde la única premisa es la posibilidad de hacer.
Galería al aire libre de la Zona Rosa.
Génova y Liverpool.
Col. Benito Juárez. Del. Cuauhtemoc.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Ariel de la Peña. Diana Cazadora.
Ella no amamanta, no colecta, no siembra; ella caza. Acecha velada y paciente; avanza con disimulo, casi mustia; encuentra el momento, la oportunidad, el guiño de la diosa fortuna y ataca sin el menor recato, contundente; una vez la presa en mano, herida irreversiblemente, la defiende con rabia, sin escrúpulos ni pudor de ser necesario.
Así Diana, el bronce perenne de la belleza altiva y brava.
Galería al aire libre de la Zona Rosa.
Génova y Hamburgo.
Col. Benito Juárez. Del. Cuauhtemoc.
martes, 4 de mayo de 2010
Manuel Felguérez. VI.
domingo, 2 de mayo de 2010
Manuel Felguérez. I.
jueves, 29 de abril de 2010
Manuel Felguérez. X.
miércoles, 28 de abril de 2010
Manuel Felguérez. XI.
martes, 27 de abril de 2010
Leonora Carrington. El cocodrilo.
Siete reptiles de bronce: uno es la barca, otro el barquero, cinco la tripulación. El cuerpo del mayor -la barca- es sólido, pesado, con escamas que apenas se dibujan como pellizcos en barra de plastilina de un niño pequeño. La cabeza adelantada, franqueada por ojos espirales en alto relieve. Las fauces entreabiertas, por las que se deja ver la rígida lengua bípeda, custodiada por dientes imponentes. Hocico que debería ser atemorizante pero que, sin perder su ferocidad, se suaviza en lo que parecería la narración de una historia ancestral sobre un origen/destino primigenio hacia el cual se dirige su tripulación. Cinco reptiles perfectamente alineados, sumergidos en el cuerpo cóncavo del mayor, que asoman cuellos largos, nerviosos, tocados con lianas antiquísimas que sostienen cabezas alzadas con vibrante atención, olfateando con narices invisibles el horizonte y oteando con ojos petrificados en la expectación del destino anhelado, anunciado por el cocodrilo barca, y hacia el cual los dirige el barquero, de pie en la popa de la prehistórica embarcación. Su figura es casi femenina, el brazo izquierdo reposa semiflexionado en el costado, y el derecho, con una mano humana, sostiene el báculo que es a la vez remo. Lagarto Moisés, lagarto Caronte. Sereno, impávido, sabedor del infinito espacio y tiempo recorrido y por recorrer; guía firme, regio. Embarcación concebida por la mente surrealista de Leonora Carrington; concretada por manos de artesanos mexicanos, está desde hace cuatro o cinco años en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, suspendida en su viaje primitivo, hacia el Sur, hasta el día que concluya el instante cósmico en que el barquero gire imperceptiblemente su mano derecha y desaparezca ante los limitados ojos e inteligencias humanos para proseguir en otro instante infinito, en otro lugar del universo, su navegar mítico. ¡Buen viaje, Cocodrilo!
Avenida Paseo de La Reforma y Havre.
Col. Cuauhtemoc. Del. Cuauhtemoc.
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